No creo que deje de morderme las uñas
ni de levantarme tarde para llegar pronto.
Tampoco voy a dejar de callarme muchas cosas
ni de vomitar otras sin querer.
No creo que pueda dejar de llorar en silencio
porque sé que en el fondo no es importante
y por eso debe ser siempre un secreto.
Ni siquiera dejaré la pereza de ser sociable,
o de esperar el sonido de los mensajes
que me despiertan en mitad de la noche.
No quiero dejar de teclear ideas
que salen de mis dolores de cabeza
cuando me he pasado de cervezas.
Tampoco dejaré que mis ojeras sean un problema
ni que el café lo solucione
para que sepáis que me gusta dormir.
No voy a dejar de pretender que soy mayor
escondida en un cuerpo de niña, metida en una sonrisa,
reservada solo para los que os guste escarbar.
Pero sí pienso decirte que te echo de menos,
y cantarte una nana antes de dormir
dejando pequeñas huellas en tu espalda.
Pienso fumarme tus miedos
en cada uno esos interminables cigarros
de antes de sueño y las ojeras.
Intentaré ahuyentarte las telarañas de los rincones,
desde los más oscuros hasta los que todo el mundo conoce.
Y sobre todo, voy a recordarme en tus palabras
e interrumpir tus latidos
cuando mis manos se te acerquen.
ni de levantarme tarde para llegar pronto.
Tampoco voy a dejar de callarme muchas cosas
ni de vomitar otras sin querer.
No creo que pueda dejar de llorar en silencio
porque sé que en el fondo no es importante
y por eso debe ser siempre un secreto.
Ni siquiera dejaré la pereza de ser sociable,
o de esperar el sonido de los mensajes
que me despiertan en mitad de la noche.
No quiero dejar de teclear ideas
que salen de mis dolores de cabeza
cuando me he pasado de cervezas.
Tampoco dejaré que mis ojeras sean un problema
ni que el café lo solucione
para que sepáis que me gusta dormir.
No voy a dejar de pretender que soy mayor
escondida en un cuerpo de niña, metida en una sonrisa,
reservada solo para los que os guste escarbar.
Pero sí pienso decirte que te echo de menos,
y cantarte una nana antes de dormir
dejando pequeñas huellas en tu espalda.
Pienso fumarme tus miedos
en cada uno esos interminables cigarros
de antes de sueño y las ojeras.
Intentaré ahuyentarte las telarañas de los rincones,
desde los más oscuros hasta los que todo el mundo conoce.
Y sobre todo, voy a recordarme en tus palabras
e interrumpir tus latidos
cuando mis manos se te acerquen.